¿Sabías que la sexualidad está presente en nosotros incluso antes del nacimiento? En pruebas de imagen por ejemplo se han podido comprobar erecciones en aquellos fetos que son varones. También se ha observado cómo la autoestimulación proporciona placer en niños y niñas de corta edad. Podemos entrever que sí existe de manera previa una curiosidad sexual, pero sería erróneo afirmar en rotundo que existe una especie de interés sexual, es decir, con un significado ya claro y definido.
También en lo que denominamos infancia hay una
fijación por sus cuerpos y por el de las demás personas. Es posible que se
intente por ejemplo mirar personas desnudas o hacer juegos de exhibicionismo o
incluso tocamientos en zonas genitales. No obstante, puede pasar desapercibido,
sea por el pudor de los padres, sea porqué estos no le otorgan un contenido
sexual a dicho comportamiento.
En la preadolescencia hay un interés por sus iguales
y curiosidad en los genitales del sexo opuesto. Además, se trata de una etapa
en la cual se puede experimentar el orgasmo mediante la masturbación.
Posteriormente, es en la pubertad y la adolescencia donde se ven claramente
el desarrollo de los aspectos sexuales causados por el cambio hormonal. Es una
etapa que se caracteriza por un creciente interés sexual hacia otras personas,
la masturbación y las primeras citas. Además, pueden existir relaciones
sexuales precoces, dando lugar a posibles problemas vinculados a la carencia de
una adecuada educación sexual, encontrándose entre estas las infecciones de
transmisión sexual y el embarazo no deseado.
Más adelante, y en general, las personas que se encuentran
en la adultez se vuelven más activas sexualmente hablando, y buscan
encuentros íntimos con mayor frecuencia. La situación personal y la influencia
de la sociedad moldean los intereses y las pautas sexuales, promoviendo la
aceptación o por el contrario el rechazo de ciertas prácticas, sean
tradicionales o alternativas.
Finalmente, en la etapa de la senectud, cabe destacar
que la sexualidad sigue siendo un aspecto importante y a pesar de que disminuya
la libido, el interés sexual no se pierde por el hecho de envejecer. Puede que
actualmente no esté muy visualizado, pero las prácticas sexuales pueden aún
ofrecer enormes placeres además de beneficios físicos y las personas en edad
madura pueden disfrutar de su sexualidad libremente.
Con todo lo
anteriormente escrito, se subraya que la sexualidad nos acompaña siempre.
Y la manera de percibirla vendrá fuertemente condicionada por la etapa en la
que nos encontremos. La sexualidad es verdaderamente una fuente de placer,
pero se puede convertir en un foco de malestar, interfiriendo en la calidad
de vida de las personas. En cada etapa se van formando ciertos esquemas
mentales y creencias sobre la sexualidad, basándose esencialmente en la
educación que uno recibe, los mitos que se transmiten, las experiencias
personales y las opiniones de los demás. Por ello es importante reconocer que
nuestro modo de pensar sobre el sexo y nuestra actitud sobre dicha actividad,
puede facilitar la aparición de problemas sexuales o, todo lo contrario, el
goce en mayúsculas.
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