La dependencia emocional conlleva unas necesidades emocionales normalmente insatisfechas que intentan ser cubiertas de forma desadaptativa haciendo uso de relaciones, sobre todo de pareja. Además, las rupturas se llevan especialmente mal, se intensifica el malestar hasta ocasionar trastornos relacionados con la angustia, el tremendismo o la ideación suicida. Se puede afirmar que el amor favorece la calidad de vida, mientras que la dependencia emocional la entorpece considerablemente, pues una exageración de amor no es amor. La persona con dependencia emocional puede mostrar características como
A. La pareja es la prioridad
La relación está por encima de
todo, incluso puede estar por encima de los hijos. El dependiente emocional
deja de tener vida y empieza a desvivirse por la relación. Se pierden
aficiones y amistades, y lo único que da sentido a la vida es la relación de
pareja.
B. Un deseo de acceso insaciable
La persona con dependencia
emocional necesita alimentarse constantemente de roces y contactos con la otra
persona, dando igual la forma. La intención está en pasar el máximo de
tiempos juntos y cuando eso no es posible se usan medios para lograr la
satisfacción emocional como pueden ser los mensajes de texto o las llamadas
telefónicas, presionando e insistiendo de que allí estará cuando el compañero
quede libre, resultando asfixiante.
C. Necesidad de exclusividad
Es muy común que en las
relaciones exista un deseo de exclusividad, de no querer compartir la pareja
con otras personas, pero en el caso del dependiente emocional este deseo es
desproporcionado. El dependiente emocional necesita realmente tener la pareja
de manera exclusiva. Amigos, familia, hijos, trabajo, todo se convierten en
un estorbo.
D. Idealización
El ser amado es alguien
sobrevalorado hasta la distorsión. El dependiente emocional busca un perfil
concreto y se enamora de alguien a quien admira de verdad por su trato.
E. Sumisión
El dependiente emocional se
encuentra en estado de subordinación, se quita importancia. Hace un papel
de siervo agradecido que intenta satisfacer las necesidades del amo a cualquier
precio, permitiendo descalificaciones, agresiones e infidelidades.
F. Terror al abandono y miedo al rechazo
La relación de pareja es tan valiosa
para la vida de un dependiente emocional, que la idea de romper es
aterradora. Puede sentirse incapaz de romper, preferir estar mal con
alguien que estar solo. La posibilidad de romper puede provocar también miedo
al rechazo, lo cual conduce a realizar conductas de comprobación que alivien
el miedo, que garanticen que el otro quiera seguir la relación. Tiene una
sed de aprobación agotadora.
G. Síndrome de abstinencia al romperse la relación
Se vive como un mazazo
sentimental extremadamente duro como se ha comentado al principio, una
depresión muy fuerte con pensamientos repetitivos. Se buscan maneras de
retomar la relación y de contactar para disminuir la sensación de pérdida
definitiva.
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