No es difícil encontrar a alguien que se dedique o se
pregunte por el Coaching, pues se ofrece en muchísimas áreas como la ejecutiva,
la deportiva, la emocional, la personal, la ontológica…Pero, ¿Qué es exactamente
el Coaching?
Según la Asociación Española del Coaching, se trata
de un entrenamiento personalizado y confidencial que utiliza herramientas con
la finalidad de solucionar el vacío que existe entre la persona real, quienes
somos, y la ideal, quienes deseamos ser. También se define el Coaching
profesional, según la Escuela Europea de Coaching, como un arte de
formular preguntas “poderosas” que fomentan la exploración personal y el
descubrimiento de un nuevo sistema de creencias que permite conseguir los
objetivos soñados.
Lo que se plantea, principalmente, es que el coaching
favorece el desarrollo individual, la responsabilidad y la autoconfianza, una
manera de superarse, de reinventarse, de generar un futuro exitoso rompiendo lo
que nos limita. Se insiste en que es una manera de hacer consciente aquellas
acciones, valoraciones, creencias que conducen al cambio positivo, teniendo el
cliente la oportunidad de mejorar y así completarse.
Una vez presentado el Coaching desde alguna de sus
instituciones, se argumentan las principales críticas:
A. El Coaching y el eclecticismo
Al parecen no tiene un origen claro, hay dificultades para identificar al autor del Coaching y su corriente de pensamiento. Independientemente de este dato, busca asignarse desorganizadamente las aportaciones científicas de varias disciplinas y pensadores, haciendo del Coaching una práctica imprecisa y poco estable por definición.
B. El Coaching y el intrusismo
El Coaching tontea con frecuencia en el campo psicológico y la psicoterapia, usurpando conceptos básicos de la disciplina como el rapport y sus impactos a la hora de vincular con las personas, así como la importancia de facilitar cambios conductuales, emocionales y cognitivos. De hecho, las herramientas que utiliza para conseguir la exploración, la comprensión personal y la modificación del comportamiento vienen descritos en cualquier formación psicológica y por tanto carecen de novedad.
C. El Coaching y la formación
Para ser coach no se necesita ninguna
preparación especial, no es como el psicólogo o el psiquiatra que deben sacarse
sus respectivos grados universitarios y finalmente especializarse. La formación
se imparte en el mismo centro de coaching y uno se puede matricular siempre y
cuando cumpla dos requisitos: ser mayor de edad y tener algún dinero ahorrado. Tras
unos meses de curso, uno ya es “coach profesional” y en teoría está
capacitado para tratar a las personas.
En definitiva, es razonable que el Coaching se perciba como
una pseudopsicología carente de estudio, pues no tiene una base teórica ni
utiliza una metodología propia. Además, como ya se mencionó, la tecnología
empleada la recoge de otros campos científicos. A modo de conclusión, se
defiende que el trabajo que hace o intenta hacer el profesional del Coaching
puede y, éticamente debe, hacerla un profesional de la salud que sí está
cualificado para ayudar y orientar de manera adecuada a los ciudadanos que buscan
apoyo psicológico.
La figura del coach ha transmutado. De ser un entrenador que puede haber un entrenador en cada campo distinto, a un apoyo general para cualquier cosa. Antiguamente, un coach tenía mucha experiencia y conocimiento en un campo y le permitía a la gente de ese campo mantenerse en forma y motivado. Ahora como tu dices en un año eres un coach profesional en cualquier campo.
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