lunes, 7 de septiembre de 2020

La comunicación agresiva y sus características

 


No hay nadie, o prácticamente nadie, que sea simple y profundamente agresivo a la hora de comunicarse. Sin embargo, una persona que tienda a comportarse exactamente de la siguiente manera, podemos considerar que se trata de alguien que se comunica habitualmente con ataques, teniendo en cuenta solo sus intereses, sin respetar los ajenos. Aquí también se incluye la comunicación pasivo – agresiva, que al no terminar de dominar una de las dos, la persona está callada pero expresa sus pensamientos y sentimientos mediante métodos indirectos y sutiles, cargados de resentimiento.

¿Cómo es su conducta a la hora de relacionarse?

Podemos observar que normalmente habla con un tono elevado, que habla precipitándose, interrumpiendo, haciendo uso de las amenazas y los insultos. Reta con la mirada, aprieta los puños, mantiene una postura invasora, no respeta el espacio físico de los demás y tiene tendencia a contestar.

¿Qué creencias tiene sobre las relaciones?

Por lo general, piensa que los demás deberían comportarse siguiendo su punto de vista, de esta manera siente que no es tan vulnerable. Para él todo se basa en ganar o perder, en ser ganador o perdedor y es capaz de pisar para sentirse victorioso. Cree que sus sentimientos y sus ideas son importantes en comparación con el resto, que los demás no tienen derechos, o que sí que tienen, pero no le interesa respetarlos. Estas frases podrían ser ejemplo de las máximas que siguen en su día cotidiano:

“Tengo derecho a coger lo que quiero”

“Es horrible que las cosas no salgan como había deseado, el culpable merece un castigo”

¿Qué siente al relacionarse?

La intimidación de sus palabras y actos, conlleva soledad, culpa y frustración. Se puede sentir ansioso, incomprendido. Es posible que tenga la sensación de no controlar su vida. Su autoestima se ve alterada, motivo por el cual mantiene sus defensas a ese nivel, y su enfado aumenta extendiéndose a más personas y ambientes, expresando abiertamente sus sentimientos.

A consecuencia es fácil que la persona se encuentre rechazada, que los demás huyan de su lado, y que construya un círculo vicioso de agresividad, pues sin desearlo provoca que el resto nos violentemos y él reacciona todavía con más hostilidad.

Sin embargo, es importante remarcar que la agresividad puede venir dada por un sentimiento excesivo de vulnerabilidad o por una falta de habilidades para afrontar las situaciones complicadas, no siempre se debe a que la persona sea sencillamente “malvada”. Además, uno puede aprender a manejar mejor su ira a partir de una serie de técnicas como las siguientes:

Técnicas conductuales

Técnicas cognitivas

 

-Cultivar el sentido del humor

-Técnicas de control de la ansiedad

-Tiempo fuera y distracción

 

 

-Detectar y cambiar creencias irracionales

-Autoinstrucciones

-Acostumbrarse a usar un lenguaje racional



 











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