domingo, 10 de enero de 2021

Cinco mitos frecuentes sobre el suicidio

 



El suicidio es un problema de la actualidad y actualmente estigmatizado. La mortalidad por suicidio es superior a la mortalidad total causada por la guerra y los homicidios, es decir, una verdadera catástrofe. De hecho, más de 800.000 personas se suicidan anualmente y es la segunda causa de defunción entre la población joven, es decir, personas de entre 15 y 29 años.

A todo esto, se le suma una serie de mitos que no hacen más que perpetuar esta desgracia y es por esa razón que a continuación se cuestionan cinco mitos frecuentes sobre el suicidio.

Mito 1: Las personas que se suicidan son unas cobardes.

También se suele creer justo el caso contrario, que las personas que se suicidan son las valientes. No obstante, el acto de suicidarse se vincula mucho más a un altísimo de grado de sufrimiento personal que no a la simple cobardía o valentía de afrontar la realidad.

Mito 2: Se debe evitar hablar de suicidio para no darle ideas a la población

El suicidio es en nuestras sociedades modernas un tema tabú y hablar sobre él es importante, pero hay que tomar precauciones, debe hablarse de un modo adecuado y responsable, buscando alcanzar el objetivo de la desestigmatización. 

A este mito le suele seguir otro: Quien habla de suicidio tiene intención de cometerlo. No obstante, quienes hablan de suicidio pueden estar simplemente solicitando ayuda o apoyo y el hecho de hablar abiertamente sobre el tema puede dar alternativas al suicidio, adquirir información sobre recursos útiles y accesibles de su propia comunidad o como mínimo un tiempo de reflexión.

Mito 3: La persona que desea suicidarse, no avisa.

Eso es falso, ya que muchas personas avisan de una forma u otra acerca de sus intenciones suicidas.

Mito 4: Los intentos de suicidio son únicamente para llamar la atención.

Los intentos de suicidio corresponden a la expresión de un inmenso malestar y desesperación cuya finalidad no es la de llamar la atención sino la de acabar con definitivamente el sufrimiento.

Mito 5: El suicidio no se puede prevenir.

Afortunadamente este último mito también es falso, ya que sí se puede prevenir y de diferentes formas.

  • Se pueden realizar programas de atención y concienciación para los médicos de la atención primaria, así como para la sociedad en general.
  • Se puede fomentar el seguimiento preventivo de los intentos suicidas en población vulnerable y detectar a individuos con un alto riesgo debido a una potente ideación suicida.
  • En el caso de existir factores implicados en la conducta suicida, como pueden ser la impulsividad y el pesimismo desesperanzado, se pueden reforzar los mecanismos de detección y los correspondientes tratamientos, tanto farmacológicos como psicológicos.

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