lunes, 3 de agosto de 2020

Conociendo los estilos de crianza. ¿Cuál es el mío?



Existen bien definidos 4 estilos de crianza basados en el modelo de MacCoby y Martin (1983):

A.     Autoritario

Los padres creen que los hijos deben obedecer por encima de todo, que deben actuar siempre de manera correcta según las normas impuestas. Se sienten orgullosos cuando cumplen las normas sin contradecirlas, pero se enfadan cuando los hijos muestran iniciativas que no entran en sus planes. Por lo general, los padres autoritarios premian las conductas que sobresalen, pero castigan y critican muy severamente las conductas que vulneran sus normas. En consecuencia, los hijos tienen una idea de sí mismos negativa. Actúan para evitar los castigos, no para conseguir sus metas y pueden desarrollar ansiedad y sentimientos de rencor hacia los padres.

B.     Permisivo

Los adultos piensan que los hijos deben aprender por ellos mismos y que el hecho de ayudarles sería algo perjudicial. Se sienten decepcionados si piden ayuda y experimentan orgullo si ven que sus hijos toman decisiones por sí solos. Llevan a un extremo la filosofía de caer para aprender en solitario, hasta el punto de no sentirse responsables de aquello que les pase. Los padres permisivos tienden a ignorar los comportamientos adecuados de sus hijos y no prestan atención a lo que hacen o dicen, ni siquiera se interesan por si cumplen las normas. Este estilo de crianza genera dificultades de aprendizaje relacionadas con el autocontrol, el autocuidado, las habilidades sociales y la autonomía. Los hijos necesitan el apoyo constante del exterior y se pueden mostrar ansiosos e inseguros.

C.      Negligente

Los padres consideran que no deben exigir nada a los hijos y no tienen la intención de responsabilizarse en ningún sentido. Se siente indiferencia, raramente se expresan muestras de amor y no hay interés en mantener la comunicación. Por ello el trato resulta distante e insensible. Se trata de un estilo de crianza en el que no hay premios ni castigos y las consecuencias se reflejan en las malas notas, los hijos no saben para qué esforzarse, su autoestima queda empobrecida y experimentan importantes carencias.

D.     Democrático

Los padres reconocen que los hijos deben aprender unos comportamientos y unas habilidades, respetando su autonomía y edad. Saben que los hijos pueden pensar por sí mismos y de forma diferente a los mayores. Desean enseñar que son capaces de tomar sus propias decisiones. Sienten tranquilidad al ver que sus hijos crecen con normalidad, satisfechos al observar que se comunican abiertamente y que van cumpliendo las normas que establecen conjuntamente. Los padres que utilizan este estilo educativo, muestran comprensión ante los errores de sus hijos, saben que los errores forman parte del aprendizaje. Si hacen algo extraordinario, se les premia. Si incumplen las normas, se les sanciona de forma firme y regular, aunque se mantiene un buen clima de diálogo familiar. En consecuencia, los hijos aprecian y respetan a los padres. Los hijos saben qué conductas son adecuadas y cuáles no. Toleran mejor los castigos y tienen una excelente idea de sí mismos. Su autonomía es alta y se sienten seguros, con iniciativa, capaces de tomar decisiones y asumir las consecuencias.


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