lunes, 21 de septiembre de 2020

Adictos al sexo: Antecedentes y consecuencias

 



La sexualidad puede convertirse en un tormento, en una dependencia difícil de librarse, perjudicando así en los diferentes ámbitos de la vida. Hay personas con mayor o menor motivación sexual, que desean obtener placer y no por ello se ve comprometida su salud física ni mental, a diferencia de la adicción al sexo cuyo principal objetivo es la reducción del malestar.

Aún se desconoce la causa de la adicción, pero existen ciertos factores que favorecen su aparición

-Aspectos de la personalidad como la impulsividad o la baja autoestima

-Antecedentes de la infancia o adolescencia vinculados a los traumas sexuales y a los rechazos

-Situaciones actuales donde se experimenta vacío existencial o insatisfacción en pareja

El sexo se vuelve adictivo cuando se percibe como un antídoto para escapar de la ansiedad. Existe un exceso abrumador de deseos y de comportamientos sexuales incapaces de manejar. Se trata de un impulso difícil de controlar que mediante la conducta sexual se intenta satisfacer, pero el resultado no es suficiente. No se encuentran comportamientos propiamente amorosos ni se buscan momentos de cariño ni de comunicación.  Las conductas sexuales son de algún modo irrefrenables y no se desean realizar, y la falta de control conduce en definitiva al abandono de las obligaciones provocando posibles malestares a diferentes niveles

A.     Físicos (enfermedades de transmisión sexual)

B.     Psicológicos (sentimientos de culpa y de vergüenza, ideación suicida y depresión)

C.      Sociales (pérdida de empleo y ruptura no deseada de pareja)

Se trata de una adicción que se relaciona normalmente con el consumo abusivo de alcohol y de otras drogas. Uno puede pasar de una sexualidad activa y saludable a una de adictiva y dañina si encuentra que

1.      El sexo empieza a repercutir gravemente en su vida cotidiana llenándola de sufrimiento, de autodestrucción, sentimientos de soledad no deseada y serias dificultades para mantener las relaciones afectivas, sobre todo las más íntimas y duraderas.

2.      El hecho de no realizar la conducta sexual provoca los síntomas típicos de un síndrome de abstinencia, como son la irritabilidad, el insomnio, los dolores de cabeza o el nerviosismo entre otros.

3.      La vida sexual se vive como algo clandestino y con sentimientos de culpa, incluso llegando a desarrollar una doble vida.

A modo de resumen, una persona enganchada al sexo presenta una obsesión que aumenta con la insatisfacción sexual, generando ansiedad y posibles cuadros depresivos. Los problemas cotidianos se intentan solucionar por medio del sexo pero eso no hace más que aumentarlos.

Además, se confunde con facilidad el frenesí sexual con el amor, siendo el sexo la única manera de obtener placer tanto personal como afectivo, no habiendo lugar para las caricias ni la ternura.


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