
La sexualidad puede convertirse en un tormento, en una
dependencia difícil de librarse, perjudicando así en los diferentes ámbitos de
la vida. Hay personas con mayor o menor motivación sexual, que desean obtener
placer y no por ello se ve comprometida su salud física ni mental, a diferencia
de la adicción al sexo cuyo principal objetivo es la reducción del malestar.
Aún se desconoce la causa de la adicción, pero existen
ciertos factores que favorecen su aparición
-Aspectos de la personalidad como la impulsividad o la baja
autoestima
-Antecedentes de la infancia o adolescencia vinculados a los
traumas sexuales y a los rechazos
-Situaciones actuales donde se experimenta vacío existencial
o insatisfacción en pareja
El sexo se vuelve adictivo cuando se percibe como un
antídoto para escapar de la ansiedad. Existe un exceso abrumador de deseos
y de comportamientos sexuales incapaces de manejar. Se trata de un impulso
difícil de controlar que mediante la conducta sexual se intenta satisfacer,
pero el resultado no es suficiente. No se encuentran comportamientos
propiamente amorosos ni se buscan momentos de cariño ni de comunicación. Las conductas sexuales son de algún modo
irrefrenables y no se desean realizar, y la falta de control conduce en
definitiva al abandono de las obligaciones provocando posibles malestares
a diferentes niveles
A. Físicos (enfermedades de transmisión sexual)
B. Psicológicos (sentimientos de culpa y de vergüenza, ideación suicida y depresión)
C. Sociales (pérdida de empleo y ruptura no deseada de pareja)
Se trata de una adicción que se relaciona normalmente con el
consumo abusivo de alcohol y de otras drogas. Uno puede pasar de una sexualidad
activa y saludable a una de adictiva y dañina si encuentra que
1. El sexo empieza a repercutir gravemente en su vida cotidiana llenándola de sufrimiento, de autodestrucción, sentimientos de soledad no deseada y serias dificultades para mantener las relaciones afectivas, sobre todo las más íntimas y duraderas.
2. El hecho de no realizar la conducta sexual provoca los síntomas típicos de un síndrome de abstinencia, como son la irritabilidad, el insomnio, los dolores de cabeza o el nerviosismo entre otros.
3. La vida sexual se vive como algo clandestino y con sentimientos de culpa, incluso llegando a desarrollar una doble vida.
A modo de resumen, una persona
enganchada al sexo presenta una obsesión que aumenta con la insatisfacción
sexual, generando ansiedad y posibles cuadros depresivos. Los problemas
cotidianos se intentan solucionar por medio del sexo pero eso no hace más que
aumentarlos.
Además, se confunde con facilidad
el frenesí sexual con el amor, siendo el sexo la única manera de obtener placer
tanto personal como afectivo, no habiendo lugar para las caricias ni la
ternura.
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