viernes, 16 de octubre de 2020

Medicando lo que no es bienvenido

 


Vivimos tiempos de incertidumbre y es muy habitual, y de hecho más que nunca, consultar al médico de atención primaria y a los psiquiatras por temas relacionados con el malestar emocional y los trastornos psicológicos.

En consecuencia, se recetan grandes cantidades de ansiolíticos y de antidepresivos a la población, y aunque parece que no resuelvan el problema, y por tanto las quejas de aquellas personas que buscan ayuda no disminuyen, se sigue defendiendo la estrategia de medicalizar el sufrimiento humano, de no sentir dolor a través de una pastilla.

Así consumimos medicinas y recursos sanitarios sin encontrarnos del todo bien, sin sentirnos del todo mal. Paradójicamente, vivir hoy en día en una sociedad del bienestar implica sufrir más miedo, más ansiedad y más fobias que nunca. Se observa como aumenta el consumo de dichos psicofármacos, pero también como se disparan los casos de ansiedad y depresión.

España, de hecho, es uno de los países que más uso incorrecto hace de los psicofármacos, probablemente para alcanzar la felicidad ansiada, pero la medicación no es un camino en este sentido existencial.

Este panorama sobre el funcionamiento sanitario de la atención primaria y psiquiatría es alarmante. Parece increíblemente fácil adquirir fármacos ansiolíticos i antidepresivos y su recomendación se hace tal vez a la ligera, independientemente de los efectos adversos que puedan producir.

¿Cómo hemos llegado a esto?

“Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y el físico más que el intelecto. Vivimos en la cultura del envase, que desprecia el contenido”.

Eduardo Galeano

El mundo actual, artificial y globalizado influyen una serie de factores que combinados provocan al menos en parte la gran cantidad de emociones y sentimientos que consideramos negativos, sufrimientos innecesarios, andando vacíos, pero con posesiones e insatisfacción. Estos factores son básicamente

·        Materialismo: necesidad de nadar en la abundancia y acumular

·        Hedonismo: necesidad de sentir placer y bienestar

·        Consumismo: necesidad de comprar sin medida y sin control

Todo esto contribuye a deshumanizarnos, a olvidarnos de lo que somos, haciéndonos sentir más confundidos, despistados, enfermos, insatisfechos y llenos de malestar en pocas décadas. En nuestra sociedad se promueve el sentirse bien contraponiéndose al sufrir, siendo lo primero entendido como algo normal y lo segundo como algo enfermizo.

Mi conclusión es que sentirse bien no puede seguir siendo nuestra guía general sobre salud mental, el mundo desarrollado debe dejar de ser la fábrica de trastornos psicológicos, los problemas no necesitan más parches. ¿Es que acaso no sabemos sufrir y vivir con ello?


No hay comentarios:

Publicar un comentario