Cuando se vuelve a viejos patrones que se creían superados,
se habla de recaída. Se trata de un fenómeno más normal y común de lo
que se piensa, cambiar comportamientos profundamente arraigados implica aprender
una nueva manera de comportarse y de relacionarse con el entorno y con uno
mismo, lo cual puede ser algo verdaderamente complicado. Quien camina se
tropieza y la pregunta es ¿qué hacer con una recaída?
La gestión que se haga de la recaída también resulta de
especial interés, ya que interpretada negativamente puede ocasionar muchos
síntomas desagradables y consecuencias indeseables como insomnio, nerviosismo,
aislamiento social, sentimientos depresivos y un rechazo frontal a cualquier
intento de recuperación.
Por ese motivo, es importante reconocer que las recaídas
necesitan ser entendidas con información y atendidas mediante la reflexión de
qué pueden significar para la persona, interpretarlas de otra manera si es
posible, ya que las recaídas pueden ser
A. Una señal de que se puede mejorar
Es de gran importancia preguntarse qué ha sucedido, con qué
obstáculo se ha topado para así darse cuenta de aquellos errores que uno
puede corregir, tomar precauciones futuras, evitar tropezar con las mismas
piedras, mejorar los planes de recuperación.
B. Una decisión personal
La recaída se puede ver como una decisión personal y no como
una simple obligación impuesta por las condiciones del exterior. Es evidente
que habrá tentaciones y que mantenerse en el camino no será nada fácil, pero
nadie obliga a punta de pistola. Uno puede sentirse muy mal ante una
situación y aun así decidir, por ejemplo, no fumar o no beber.
C. Un aprendizaje
Es posible que uno se sienta decepcionado por haber recaído.
Si realmente cambiar era de gran valor, es razonable que aparezcan emociones
como la tristeza para dar fe de cómo era de importante dicho cambio, y las
recaídas pueden servir para explorar hasta qué punto es de utilidad y de
productivo quedarse en un estado de lamentación crónica.
D. Una revisión de los valores
En la recaída se viven los costes del cambio y los fallos de
un plan, y es un momento excelente para reafirmar las motivaciones para
cambiar, deliberar si realmente vale la pena continuar basándose en un
criterio personal.
E. Un punto de inflexión
Poco a poco se aprende a cambiar y tarde o temprano uno cae,
haciendo uso de viejos hábitos. La experiencia permite conocer el esfuerzo
que supone levantarse y es oportuno tomar aquí la decisión. Abandonar,
tirar la toalla, o asumir un intento más, dar otro paso más al frente.
F. Un método preventivo
Las recaídas ayudan enormemente a conocer las debilidades y
las fortalezas individuales. Recaer es útil para evitar otras recaídas,
y si no consiguen evitarlas a la primera, al menos suavizan el impacto, las hacen
más llevaderas, más soportables, reduciendo el tiempo que uno tarda en
decidirse a volver en el círculo de su recuperación.
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