jueves, 12 de noviembre de 2020

Cómo interpretar las recaídas

 

Cuando se vuelve a viejos patrones que se creían superados, se habla de recaída. Se trata de un fenómeno más normal y común de lo que se piensa, cambiar comportamientos profundamente arraigados implica aprender una nueva manera de comportarse y de relacionarse con el entorno y con uno mismo, lo cual puede ser algo verdaderamente complicado. Quien camina se tropieza y la pregunta es ¿qué hacer con una recaída?

La gestión que se haga de la recaída también resulta de especial interés, ya que interpretada negativamente puede ocasionar muchos síntomas desagradables y consecuencias indeseables como insomnio, nerviosismo, aislamiento social, sentimientos depresivos y un rechazo frontal a cualquier intento de recuperación.  

Por ese motivo, es importante reconocer que las recaídas necesitan ser entendidas con información y atendidas mediante la reflexión de qué pueden significar para la persona, interpretarlas de otra manera si es posible, ya que las recaídas pueden ser

A.     Una señal de que se puede mejorar

Es de gran importancia preguntarse qué ha sucedido, con qué obstáculo se ha topado para así darse cuenta de aquellos errores que uno puede corregir, tomar precauciones futuras, evitar tropezar con las mismas piedras, mejorar los planes de recuperación.

B.     Una decisión personal

La recaída se puede ver como una decisión personal y no como una simple obligación impuesta por las condiciones del exterior. Es evidente que habrá tentaciones y que mantenerse en el camino no será nada fácil, pero nadie obliga a punta de pistola. Uno puede sentirse muy mal ante una situación y aun así decidir, por ejemplo, no fumar o no beber.

C.      Un aprendizaje

Es posible que uno se sienta decepcionado por haber recaído. Si realmente cambiar era de gran valor, es razonable que aparezcan emociones como la tristeza para dar fe de cómo era de importante dicho cambio, y las recaídas pueden servir para explorar hasta qué punto es de utilidad y de productivo quedarse en un estado de lamentación crónica.

D.     Una revisión de los valores

En la recaída se viven los costes del cambio y los fallos de un plan, y es un momento excelente para reafirmar las motivaciones para cambiar, deliberar si realmente vale la pena continuar basándose en un criterio personal.

E.      Un punto de inflexión

Poco a poco se aprende a cambiar y tarde o temprano uno cae, haciendo uso de viejos hábitos. La experiencia permite conocer el esfuerzo que supone levantarse y es oportuno tomar aquí la decisión. Abandonar, tirar la toalla, o asumir un intento más, dar otro paso más al frente. 

F.      Un método preventivo

Las recaídas ayudan enormemente a conocer las debilidades y las fortalezas individuales. Recaer es útil para evitar otras recaídas, y si no consiguen evitarlas a la primera, al menos suavizan el impacto, las hacen más llevaderas, más soportables, reduciendo el tiempo que uno tarda en decidirse a volver en el círculo de su recuperación.


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